Siempre empiezo el año con el Concierto de Año Nuevo y hoy he tenido y revivido sensaciones tan reales…Trasnochadas, después de la fiesta de año nuevo, cualquiera que fuera la ciudad donde estuviésemos, el concierto de Año Nuevo nos nos sostenía en un vaivén, nos conectaba con la vida, sentíamos el mínimo roce de nuestra piel con una ternura infinita…sentíamos el vals de nuestras vidas. Recuerdo el año que me dijiste…»intenté comprar las entradas, pero sin suerte». La suerte era poder bailarnos. Intentamos tres o cuatro veces asistir, pero imposible…Hoy he vuelto a sentir todos los años del baile de nuestras vidas y tú aquí.

La vida es como una vals, un baile bonito, lleno de altos y bajos, hay momentos rápidos y otras lentos…lo mismo nos sucede a nosotr@s vivimos en constante cambio, adaptándonos a ritmos distintos…tratando de mantener el equilibrio y ofrecer el mejor de los conciertos donde el maravilloso vals de la vida no deje de sonar. Sé feliz y ama a destajo.