Ayer abrí mi libreta de reflexiones, donde voy guardando baile de palabras que en algún momento me hicieron detenerme y no dejarlas escapar. Ésta es una de ellas, Jesús Quintero le hace una pregunta a Antonio de Gala y dice así:

Señor Gala pregunta Quintero, ¿qué es lo más inteligente que se puede hacer en esta vida? y Gala responde «En principio yo le diría: irse a la una playa. Pero en el fondo, de verdad, tengo que decirte que salir de esta especie de laberinto en que nos han metido, una vida que no es la nuestra y que no es la mandada. Que es una organización que necesita esclavos para seguir manteniendo la pura organización que necesita esclavos, y así hasta el final. Salirse de esa cadena terrible desencadenarse. A riesgo de la soledad, a riesgo de la falta de comprensión, pero irse un poco al campo, en el mejor de los sentidos. Salir de esa extraña y monótona esclavitud de cada día. Darle a cada día su propio afán, pero también su propia sonrisa, su propio gozo, su propio color, su propio aroma. Eso es inteligencia. Porque una inteligencia que no nos ayude a vivir, no la quiero. No me sirve para nada. No creo que le sirva para nada a nadie.